DESENMASCARANDO LO OCULTO

Investigaciones recientes

 
Estudio tras estudio muestra marcadas controversias en cuanto a la eficacia de lo subliminal. Por un lado, se nos dan estadísticas y porcentajes que demuestran la efectividad de la publicidad subliminal y por el otro, se nos habla de investigaciones de carácter experimental que demuestran lo poco efectivo de esos mensajes.
La gran utilización de estímulos subliminales es innegable, pero ¿realmente producen algún efecto? ¿podemos ser manipulados por este tipo de estimulación subliminal? Para contestar a estas preguntas debemos, en primer lugar, diferenciar entre clases de estímulo subliminal puesto que podría ser que unos fueran eficaces mientras otros no produjeran efecto alguno.

A pesar del notable uso que se hace tanto de los estímulos camuflados en los anuncios como de los auditivos, sobre todo en casetes de autoayuda, la mayoría de estudios realizados para comprobar los posibles efectos de ambas clases de estímulo no son concluyentes.
Los mensajes de corta duración no tienen efecto sobre la conducta de compra, pero podríamos pensar que quizás sí poseen efecto sobre otras variables. En la Unidad de Psicología Básica de la Universitat Autònoma de Barcelona se han realizado algunos estudios para comprobar si los estímulos subliminales tienen influencia sobre la percepción consciente. Uno de ellos consistió en enseñar a un grupo de 30 estudiantes mediante una pantalla de ordenador un dibujo ambiguo en el que normalmente algunas personas observan un conejo y otras un pelícano. A todos los participantes se les enseñó el mismo dibujo; sin embargo, a la mitad de ellos, inmediatamente antes del dibujo, se les presentó un dibujo subliminal de un conejo mientras en la otra mitad el dibujo representaba a un pelícano. Los resultados fueron claros: entre los sujetos que se les mostró de forma subliminal un conejo, el 60% dijo ver a ese animal en el dibujo ambiguo y entre los estudiantes a quienes se les presentó el pelícano, el 66% afirmó ver a ese animal. Evidentemente, ningún estudiante fue consciente de la manipulación.
Parece ser que los estímulos de corta duración no tienen solamente un efecto en la percepción consciente, sino también sobre las emociones. Un estudio realizado en la Universidad de Miami (EE.UU.) lo muestra con claridad. En esta investigación tres grupos de sujetos debían visualizar una película donde había imágenes subliminales insertadas, que eran diferentes en los tres grupos. Estas podían ser emocionalmente neutras, desagradables (accidentes sangrientos, monstruos, etc.) o agradables (Bugs Bunny, Mickey Mouse o similares). Una vez visualizada la película se distribuyeron cuestionarios de ansiedad a los tres grupos. El que puntuó más alto en estos cuestionarios, o sea, el más ansioso, fue el que estuvo expuesto a imágenes subliminales desagradables, seguido por el grupo de imágenes neutras y el más tranquilo fue el expuesto a imágenes positivas. Esta investigación, junto a muchas otras, parece mostrar que estos estímulos de corta duración sí parecen tener un efecto sobre las emociones.

Ahora bien, la mayoría de las personas reacciona emocionalmente, sin usar la lógica o el pensamiento consciente para racionalizar un mensaje. Los mensajes que penetran directamente en el subconsciente poseen un efecto más fuerte que los que son presentados al consciente.
Pongamos al lector en la vía pública y lo paramos frente a un gran letrero en la vidriera de una tienda comercial que dice "compre". El lector puede usar el pensamiento racional y resistir aquella sugerencia. Sabemos que tal instrucción vino del "exterior", y que nosotros tenemos la opción de seguirla o no. En el caso de un mensaje subliminal, el comando penetra directamente en su subconsciente. En este caso, pensamos que el impulso de comprar, o de hacer lo que el mensaje ordena, viene de nuestro interior: lo queremos. Siempre somos más resistentes a las órdenes o instrucciones que nos llegan del exterior que a las que nacen en nuestro interior. A fin de cuentas, pensamos que el deseo de comprar es voluntario, no inducido.

Los mensajes subliminales actúan sobre el cerebro emocional de las personas y sus instintos básicos.
Los mensajes subliminales pueden manipular la mente de una persona sin que tenga consciencia de ello, convirtiéndola en un robot.
En un principio, la sensación de que nadie podía evitar ser víctima de estos mensajes, dado que no era posible captarlos, generó un gran sentimiento de indefensión. No es de extrañar, pues, que se creara un profundo rechazo hacia todo lo subliminal y que se redactaran leyes para su prohibición.
Esto no evitó en lo más mínimo las utilización de mensajes subliminales. Muy al contrario, empezaron a emplearse cada vez más, sobre todo con fines publicitarios, alarmando grandemente a la sociedad.

En el Instituto Pro Conciencia se piensa que estos estímulos deben tener algún efecto sobre el comportamiento humano pues es ilógico pensar que los encargados de mercadear un producto estén pagando por una forma de publicidad que no funciona y basados en esa premisa, se puede establecer una posición equilibrada: los mensajes subliminales no determinan el comportamiento del consumidor... pero lo pueden influenciar. Cuánto puedan influenciar va a depender de cada uno de nosotros:
a mayor conciencia menor posibilidad de manipulación.